Si eres de las personas que sufren por la velocidad del internet, aquí puedes encontrar algunos consejos que publica Gizmodo, para que aproveches al máximo de esta herramienta.
1. Revisa tu velocidad real y la que deberías tener: En la página de tu proveedor de internet revisa qué velocidad tiene contratada. Cuando lo sepas, entra a una página especializada y haz un test de velocidad.
Si la cifra del examen de velocidad concuerda con el servicio de internet que ofrece tu proveedor, y aún crees que es lento, tal vez debas cambiar de servidor. Si no concuerdan las cifras de velocidad, podría tratarse de una estafa.
2. Comprueba tu hardware: Arreglar una conexión es cuestión de descartar lo que funciona bien para aislar el problema. Conecta otra computadora usando el mismo cable. Si la velocidad sigue siendo mala es probable que el problema esté en el router. Si funciona bien, el problema es de la PC.
Reinicia el router, o incluso apágalo del todo y enciéndelo de nuevo. Si la conexión sigue igual es probable que tengas que sustituirlo o arreglarlo. En cuestión de routers es difícil dar consejos universales porque varían mucho los modelos, según señala el artículo.
3. Comprueba la red WiFi: Las conexiones WiFi siempre son más lentas que las de cable, pero si hay mucha diferencia entre ellas puede que el problema esté en la red inalámbrica. A veces puede tratarse simplemente de que el router está en mala posición o tienes demasiados dispositivos conectados.
4. Desactiva las aplicaciones y plugins que se comen la WiFi: Si el hardware parece funcionar bien, pero la computadora sigue teniendo mala conexión revisa qué aplicaciones tienen acceso a internet. Programas para descargar archivos como BitTorrent hacen que la navegación web sea más lenta. Instalar extensiones como AdBlock Plus o FlashBlock, que bloquean la carga innecesaria de vídeos pueden ayudar.
Algunos servicios para sincronizar archivos en nube como Google Drive o Dropbox también pueden estar moviendo datos en segundo plano y ralentizando la conexión. Desactiva esa función o ponla en pausa. Igualmente, algunos sistemas operativos suelen actualizarse en segundo plano. Si no quieres que lo hagan puedes cambiar la configuración para que te pregunten antes o programar esas actualizaciones para momentos en los que no uses el equipo. Es bastante probable que estos consejos no solucionen tu problema, pero al menos harán que la conexión sea mejor.
5. Prueba un nuevo servidor DNS: Cuando escribes cualquier dirección en un navegador, tu equipo convierte esa dirección en un sistema propio llamado dirección DNS. A veces, sin embargo, los servidores que dan soporte a ese sistema de direcciones pueden estar experimentando problemas o estar completamente caídos.
Cada proveedor de servicios de internet tiene sus propios servidores DNS, pero no siempre te toca el más rápido. A menudo, este servidor DNS más rápido es el que está físicamente más cercano a tu ubicación. Para buscar DNS alternativos puedes usar aplicaciones como DNS Jumper (Windows) o Namebench (OSX).
6. Optimiza tu navegador para conexiones lentas: Encontrar el problema que hace que tu conexión sea lenta puede llevar tiempo. Mientras tanto, quizá necesites navegar lo mejor posible. En ese caso lo mejor es optimizar el uso del navegador. Trata de usar versiones móviles o HTML de las páginas web que visites, desactiva las imágenes.
Lo más recomendable es tener a mano un segundo navegador configurado para consumir el mínimo posible de datos. En caso de que quieras seguir usando Chrome, Google tiene una extensión muy útil llamada Data Saver que comprime los datos antes de enviarlos. Estos mismos consejos sirven para cuando necesitas hacer anclaje a red desde el smartphone y quieres limitar todo lo posible el consumo de tu tarifa de datos.
7. Trabaja de manera inteligente: Si necesitas tener listo algún trabajo desde una conexión lenta es probable que necesites priorizar tu manera de trabajar de forma diferente a como lo haces cuando tienes una conexión rápida. Separa tus tareas entre las que requieran más y menos ancho de banda, y deja hechas las segundas aprovechando los momentos de mejor conexión.
Si la conexión no te permite hacer las tareas más pesadas, quizá la mejor solución sea acudir a una WiFi pública o a casa de otra persona para terminar el trabajo. Igualmente, trata de trabajar offline todo lo que puedas. Escribe los documentos offline y súbelos solo cuando sea necesario. Si lo planificas bien, al menos podrás sacar todo el rendimiento a una conexión pobre.
8. Llama a tu proveedor de Internet: Si has llegado hasta aquí y no has conseguido resolver nada es hora de acudir a tu proveedor de internet. La culpa de una mala conexión no siempre es del usuario. Aunque probablemente estés enfadado, trata a tu interlocutor con respeto y obtendrás mejores resultados. Recuerda también que pueden oir lo que dices cuando te ponen en espera.
En algunos casos puede ser mejor cambiar tu plan de internet, especialmente si te están dando una velocidad que no te corresponde.
9. Cambia de proveedor: Si tu proveedor de Internet no puede darte la velocidad que necesitas o simplemente su servicio al cliente es el horror, es hora de cambiar de proveedor. Investiga un poco antes de dar el paso a otro proveedor a la ligera y asegúrate de que ofrecen la velocidad de conexión que necesitas en tu zona. Es un proceso largo y tedioso, pero generalmente siempre es para mejor.
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