El estudio hizo una comparación
entre un refrigerador incluido en la clasificación Energy Star de la Agencia de
Protección Ambiental de Estados Unidos y el consumo de un usuario wireless de
iPhone, que utiliza cerca de 19 GB en datos.
De acuerdo con el análisis, para
alimentar cada giga se requieren 19.1 kW, por lo que un iPhone usa 361 kWh de
electricidad cada año. Además debe sumarse la electricidad utilizada para
recargar el teléfono cada año (3.5 kWh) y electricidad que se necesita para
cada conexión (23,4 kWh), de tal manera que el total es de 388 kWh al año.
En otras palabras, la mayor parte
del consumo de electricidad no proviene de la recarga de la batería del
dispositivo, sino de la infraestructura que se requiere para que “la nube”
funciones bien, como los servidores remotos y los centros responsables de las
conexiones inalámbricas que funcionan las 24 horas.
Asimismo, en el estudio se asegura
que un usuario podría duplicar estas cifras, con lo cual podría gastar más
electricidad que dos refrigeradores.
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